XII.- La cena.

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No pudiendo Setoc apartarse de este hombre en quien residнa la sabidurнa, le llevу consigo a la gran feria de Basora, donde se juntaban los principales traficantes del globo habitable. Zadig se alegrу mucho viendo en un mismo sitio juntos tantos hombres de tan varios paнses, y le pareciу que era el universo una vasta familia que se hallaba reunida en Basora. Comiу el segundo dнa a la misma mesa con un Egipcio, un Indio gangarida, un morador del Catay, un Griego, un Celta, y otra muchedumbre de extranjeros, que en sus viajes frecuentes al seno Arбbigo habнan aprendido el suficiente бrabe para darse a entender. El Egipcнo no cabнa en sн de enojo. ЎQuй abominable paнs es Basora! mil onzas de oro no me han querido dar sobre la alhaja mas preciosa del mundo. їCуmo asн? dijo Setoc; їsobre quй alhaja? Sobre el cuerpo de mi tнa, respondiу el Egipcio, la mбs honrada mujer de Egipto, que siempre me acompaсaba, y se ha muerto en el camino; he hecho de ella una de las mбs hermosas momias que pueden verse, y en mi tierra encontrarнa todo cuanto dinero pidiese sobre esta prenda. Buena cosa es que no me quieran dar siquiera mil onzas de oro, empeсando un efecto de tanto precio. Lleno de furor todavнa iba a comerse la pechuga de un excelente pollo guisado, cuando cogiйndole el Indio de la mano, le dijo en tono compungido: Ha їquй vais a hacer? A comer de ese pollo, le respondiу el hombre de la momia. No hagбis tal, replicу el Gangarida, que pudiera ser que hubiese pasado el alma de la difunta al cuerpo de este pollo, y no os habйis de aventurar a comeros a vuestra tнa. Guisar los pollos es un agravio manifiesto contra la naturaleza. їQuй nos traйis aquн con vuestra naturaleza, y vuestros pollos? repuso el iracundo Egipcio: nosotros adoramos un buey, y comemos vaca. ЎUn buey adorбis! їEs posible? dijo el hombre del Ganges. їY cуmo si es posible? continuу el otro: ciento treinta y cinco mil aсos ha que asн lo hacemos, y nadie entre nosotros lo lleva a mal. Ha, en eso de ciento treinta y cinco mil, dijo el Indio, hay su poco de ponderaciуn, porque no ha mas de ochenta mil que estб poblada la India, y nosotros somos los mas antiguos; y Brama nos habнa prohibido que nos comiйramos a los bueyes, antes que vosotros los pusierais en los altares y en las parrillas. Valiente animal es vuestro Brama comparado con Apis, dijo el Egipcio; їquй cosas tan portentosas ha hecho ese Brama? El brahmбn le replicу: ha enseсado a los hombres a leer y escribir, y la tierra le debe el juego de ajedrez. Estбis equivocado, dijo un Caldeo que a su lado estaba; el pez Oanes es el autor de tan seсalados beneficios, y a йl solo se le debe de justicia tributar homenaje. Todo el mundo sabe que era un ser divino, que tenia la cola de oro, y una cabeza humana muy hermosa, y salнa del mar para predicar en la tierra tres horas al dнa. Tuvo muchos hijos, que todos fueron reyes, como es notorio. En mi casa tengo su imagen, y la adoro como es debido. Lнcito es comer vaca hasta no querer mбs, pero es acciуn impнa sobre manera guisar pescado. Dejando esto aparte, ambos sois de origen muy bastardo y reciente, y no podйis disputar conmigo. La naciуn egipcia no pasa de ciento treinta y cinco mil aсos, y los Indios no se dan arriba de ochenta mil, mientras que conservamos nosotros calendarios de cuatro mil siglos. Creedme, y dejaos de desatinos, y os darй a cada uno una efigie muy hermosa de Oanes. Tomando entonces la palabra el hombre de Cambalu, dijo: Mucho respeto a los Egipcios, a los Caldeos, a los Griegos, a los Celtas, a Brama, al buey Apis, y al hermoso pez Oanes; pero el Li o el Tien, como le quieran llamar [P. D.: Voces chinas, que quieren decir Li, la luz natural, la razуn; y Tien, el cielo; y tambiйn significan a Dios.], no valen menos acaso que los bueyes y los peces. No mentarй mi paнs, que es tamaсo como el Egipto, la Caldea y las Indias juntas, ni disputare acerca de su antigьedad, porque lo que importa es ser feliz, y sirve de poco ser antiguo; pero si se trata de almanaques, dirй que en toda el Asia corren los nuestros, y que los poseнamos aventajados, antes que supieran los Caldeos la aritmйtica.

Todos sois unos ignorantes, todos sin excepciуn, exclamу el Griego. їPues quй, no sabйis que el padre de todo es el caos, y que el estado en que vemos el mundo es obra de la forma y la materia? Hablу el tal Griego largo rato, hasta que le interrumpiу el Celta, el cual habнa bebido mientras que altercaban los demбs, y que creyйndose entonces mas instruido que todos, dijo echando por vidas, que solo Teutates y las agallas de roble merecнan mentarse; que йl llevaba siempre agallas en el bolsillo; que sus ascendientes los Escitas eran los ъnicos sujetos honrados que habнa habido en el universo, puesto que de verdad comнan a veces carne humana, pero que eso no quitaba que fuesen una naciуn muy respetable; por fin, que si alguien decнa mal de Teutates, йl le enseсarнa a no ser mal hablado. Encendiуse entonces la contienda, y vio Setoc la hora en que se iba a ensangrentar la mesa. Zadig, que no habнa desplegado los labios durante la altercaciуn, se levantу, y dirigiйndose primero al Celta, que era el mбs furioso, le dijo que tenнa mucha razуn, y le pidiу agallas; alabу luego la elocuencia del Griego, y calmу todos los бnimos irritados. Poco dijo al del Catay, que habнa hablado con mбs juicio que los demбs; y al cabo se explicу asн: Amigos mнos, ibais a enojaros sin motivo, porque todos sois del mismo dictamen. Todos se alborotaron al oнr tal. їNo es verdad, dijo al Celta, que no adorбis esta agalla, mas sн al que criу el roble y las agallas? Asн es la verdad, respondiу el Celta. Y vos, Seсor Egipcio, de presumir es que en un buey tributбis homenaje al que os ha dado los bueyes. Eso es, dijo el Egipcio. El pez Oanes, continuу, le debe ceder a aquel que formу la mar y los peces. Estamos conformes, dijo el Caldeo. El Indio y el Catayйs reconocen igualmente que vosotros, aсadiу, un principio primitivo. No he entendido muy bien las maravillosas lindezas que ha dicho el Griego, pero estoy cierto de que tambiйn admite un ser superior del cual depende la forma y la materia. El Griego, que se vнa celebrado, dijo que Zadig habнa comprendido perfectamente su idea. Con que todos estбis conformes, repuso Zadig, y no hay motivo de contienda. Abrazуle todo el mundo; y Setoc, despuйs de haber vendido muy caros sus gйneros, se volviу con su amigo Zadig a su tribu. Asн que llegу, supo Zadig que se le habнa formado causa en su ausencia, y que le iban a quemar vivo.

No pudiendo Setoc apartarse de este hombre en quien residнa la sabidurнa, le llevу consigo a la gran feria de Basora, donde se juntaban los principales traficantes del globo habitable. Zadig se alegrу mucho viendo en un mismo sitio juntos tantos hombres de tan varios paнses, y le pareciу que era el universo una vasta familia que se hallaba reunida en Basora. Comiу el segundo dнa a la misma mesa con un Egipcio, un Indio gangarida, un morador del Catay, un Griego, un Celta, y otra muchedumbre de extranjeros, que en sus viajes frecuentes al seno Arбbigo habнan aprendido el suficiente бrabe para darse a entender. El Egipcнo no cabнa en sн de enojo. ЎQuй abominable paнs es Basora! mil onzas de oro no me han querido dar sobre la alhaja mas preciosa del mundo. їCуmo asн? dijo Setoc; їsobre quй alhaja? Sobre el cuerpo de mi tнa, respondiу el Egipcio, la mбs honrada mujer de Egipto, que siempre me acompaсaba, y se ha muerto en el camino; he hecho de ella una de las mбs hermosas momias que pueden verse, y en mi tierra encontrarнa todo cuanto dinero pidiese sobre esta prenda. Buena cosa es que no me quieran dar siquiera mil onzas de oro, empeсando un efecto de tanto precio. Lleno de furor todavнa iba a comerse la pechuga de un excelente pollo guisado, cuando cogiйndole el Indio de la mano, le dijo en tono compungido: Ha їquй vais a hacer? A comer de ese pollo, le respondiу el hombre de la momia. No hagбis tal, replicу el Gangarida, que pudiera ser que hubiese pasado el alma de la difunta al cuerpo de este pollo, y no os habйis de aventurar a comeros a vuestra tнa. Guisar los pollos es un agravio manifiesto contra la naturaleza. їQuй nos traйis aquн con vuestra naturaleza, y vuestros pollos? repuso el iracundo Egipcio: nosotros adoramos un buey, y comemos vaca. ЎUn buey adorбis! їEs posible? dijo el hombre del Ganges. їY cуmo si es posible? continuу el otro: ciento treinta y cinco mil aсos ha que asн lo hacemos, y nadie entre nosotros lo lleva a mal. Ha, en eso de ciento treinta y cinco mil, dijo el Indio, hay su poco de ponderaciуn, porque no ha mas de ochenta mil que estб poblada la India, y nosotros somos los mas antiguos; y Brama nos habнa prohibido que nos comiйramos a los bueyes, antes que vosotros los pusierais en los altares y en las parrillas. Valiente animal es vuestro Brama comparado con Apis, dijo el Egipcio; їquй cosas tan portentosas ha hecho ese Brama? El brahmбn le replicу: ha enseсado a los hombres a leer y escribir, y la tierra le debe el juego de ajedrez. Estбis equivocado, dijo un Caldeo que a su lado estaba; el pez Oanes es el autor de tan seсalados beneficios, y a йl solo se le debe de justicia tributar homenaje. Todo el mundo sabe que era un ser divino, que tenia la cola de oro, y una cabeza humana muy hermosa, y salнa del mar para predicar en la tierra tres horas al dнa. Tuvo muchos hijos, que todos fueron reyes, como es notorio. En mi casa tengo su imagen, y la adoro como es debido. Lнcito es comer vaca hasta no querer mбs, pero es acciуn impнa sobre manera guisar pescado. Dejando esto aparte, ambos sois de origen muy bastardo y reciente, y no podйis disputar conmigo. La naciуn egipcia no pasa de ciento treinta y cinco mil aсos, y los Indios no se dan arriba de ochenta mil, mientras que conservamos nosotros calendarios de cuatro mil siglos. Creedme, y dejaos de desatinos, y os darй a cada uno una efigie muy hermosa de Oanes. Tomando entonces la palabra el hombre de Cambalu, dijo: Mucho respeto a los Egipcios, a los Caldeos, a los Griegos, a los Celtas, a Brama, al buey Apis, y al hermoso pez Oanes; pero el Li o el Tien, como le quieran llamar [P. D.: Voces chinas, que quieren decir Li, la luz natural, la razуn; y Tien, el cielo; y tambiйn significan a Dios.], no valen menos acaso que los bueyes y los peces. No mentarй mi paнs, que es tamaсo como el Egipto, la Caldea y las Indias juntas, ni disputare acerca de su antigьedad, porque lo que importa es ser feliz, y sirve de poco ser antiguo; pero si se trata de almanaques, dirй que en toda el Asia corren los nuestros, y que los poseнamos aventajados, antes que supieran los Caldeos la aritmйtica.

Todos sois unos ignorantes, todos sin excepciуn, exclamу el Griego. їPues quй, no sabйis que el padre de todo es el caos, y que el estado en que vemos el mundo es obra de la forma y la materia? Hablу el tal Griego largo rato, hasta que le interrumpiу el Celta, el cual habнa bebido mientras que altercaban los demбs, y que creyйndose entonces mas instruido que todos, dijo echando por vidas, que solo Teutates y las agallas de roble merecнan mentarse; que йl llevaba siempre agallas en el bolsillo; que sus ascendientes los Escitas eran los ъnicos sujetos honrados que habнa habido en el universo, puesto que de verdad comнan a veces carne humana, pero que eso no quitaba que fuesen una naciуn muy respetable; por fin, que si alguien decнa mal de Teutates, йl le enseсarнa a no ser mal hablado. Encendiуse entonces la contienda, y vio Setoc la hora en que se iba a ensangrentar la mesa. Zadig, que no habнa desplegado los labios durante la altercaciуn, se levantу, y dirigiйndose primero al Celta, que era el mбs furioso, le dijo que tenнa mucha razуn, y le pidiу agallas; alabу luego la elocuencia del Griego, y calmу todos los бnimos irritados. Poco dijo al del Catay, que habнa hablado con mбs juicio que los demбs; y al cabo se explicу asн: Amigos mнos, ibais a enojaros sin motivo, porque todos sois del mismo dictamen. Todos se alborotaron al oнr tal. їNo es verdad, dijo al Celta, que no adorбis esta agalla, mas sн al que criу el roble y las agallas? Asн es la verdad, respondiу el Celta. Y vos, Seсor Egipcio, de presumir es que en un buey tributбis homenaje al que os ha dado los bueyes. Eso es, dijo el Egipcio. El pez Oanes, continuу, le debe ceder a aquel que formу la mar y los peces. Estamos conformes, dijo el Caldeo. El Indio y el Catayйs reconocen igualmente que vosotros, aсadiу, un principio primitivo. No he entendido muy bien las maravillosas lindezas que ha dicho el Griego, pero estoy cierto de que tambiйn admite un ser superior del cual depende la forma y la materia. El Griego, que se vнa celebrado, dijo que Zadig habнa comprendido perfectamente su idea. Con que todos estбis conformes, repuso Zadig, y no hay motivo de contienda. Abrazуle todo el mundo; y Setoc, despuйs de haber vendido muy caros sus gйneros, se volviу con su amigo Zadig a su tribu. Asн que llegу, supo Zadig que se le habнa formado causa en su ausencia, y que le iban a quemar vivo.